¡Bienvenidos a la aventura de ser padres!
¡El bebé ya está aquí! Después de nueve meses de espera, por fin pueden abrazar a su pequeño. Los próximos meses se convertirán en una emocionante aventura llena de momentos maravillosos.
Pasos gigantescos en los próximos meses
Durante los primeros meses tu bebé hará grandes avances en su desarrollo, por eso necesita muchos nutrientes. La leche materna hará que tenga un comienzo saludable en la vida; es el primer alimento natural para bebés. La leche materna tiene muchas ventajas para tu bebé, ¡y para ti también!
Días agotadores y poco descanso
Con un recién nacido en casa siempre hay mucho que hacer. El bebé come de dos a cuatro horas, por lo que te pasas el día alimentándole, aliviando sus gases y cambiándole el pañal. Y esto es solo el bebé. También hay que cocinar, lavar la ropa, ocuparse de la casa y hacer frente a la invasión de familiares y amigos que quieren abrazar a tu pequeño.
Tener un hijo significa un cambio importante en la vida y exige una gran cantidad de tiempo y energía. En ocasiones te parecerá que nunca tienes el tiempo, el conocimiento y la experiencia suficiente para ocuparte de todo y puede que te sientas cansada debido a la falta de sueño o que tengas altibajos emocionales. Tómatelo como una aventura o un desafío y, ten en cuenta, que la situación de cada persona es diferente y que todos querrán darte sus mejores consejos. Ten confianza y disfruta de la aventura de ser padres: disfrútala a tu manera.
Cuando tu bebé tenga tres meses puede que ya duerma de seis a ocho horas seguidas. Aunque, siendo realistas, lo más habitual es que no duerman tanto tiempo hasta que tengan 12 meses.
Cambios en el peso del recién nacido
La mayoría de los bebés nacidos entre las semanas las 37 y 42 de gestación pesan entre 2.5 y 5 kilogramos. La media de peso en Europa es de unos 3.5 kilogramos. El peso al nacer depende de muchos factores como la duración del embarazo (si ha sido parto prematuro o el bebé ha nacido después del «periodo normal» de gestación); el género del bebé; la dieta de la madre durante el embarazo; el tipo de parto (si ha sido un parto múltiple) y de la salud general del bebé al nacer.
Un bebé recién nacido puede perder algo de peso durante los primeros 5 a 7 días de vida, pero la mayoría recupera el peso del nacimiento entre los días 10 y 14.
La forma de suministrar nutrientes al bebé cambia
Durante el embarazo, el bebé recibe, a través de la placenta, todos los nutrientes necesarios para crecer; pero todo esto cambia cuando nace. La placenta está unida al bebé por el cordón umbilical, la llamada «línea de vida» por la que recibe los nutrientes que necesita. Cuando nace el bebé, se corta el cordón que os une y se activa el sistema digestivo del bebé.
El sistema digestivo necesita tiempo para madurar
El sistema digestivo o gastrointestinal (GI, por sus siglas en inglés) es un tubo largo y retorcido que va desde la boca hasta el ano. Entre estos dos órganos hay otros que también intervienen en el proceso de la digestión. Todo lo que no es absorbido por el cuerpo sale a través del ano como heces (deposición). Dependiendo de la composición de los alimentos, este proceso dura entre 24 y 48 horas. Después del parto, el aparato digestivo experimenta un crecimiento enorme y una maduración funcional, pero aún no está desarrollado del todo y por eso tu bebé todavía no está listo para aceptar otro tipo de alimentos diferentes a la leche. Debido a que su estómago aún es muy pequeño, deberá ser alimentado con más frecuencia.
Reflujo: un problema normal y corriente
Casi todos los bebés vomitan pequeñas cantidades de leche después de ser alimentados, tanto los bebés lactantes como los que toman biberón. El reflujo (regurgitación o eructo) es normal en los bebés. Mientras el bebé esté feliz, sano y gane peso, no hay motivo de preocupación. Son los llamados «vomitones felices». Se trata de un problema temporal, nada grave, que normalmente mejora a medida que los músculos del sistema digestivo del bebé maduran. Por tanto, la combinación de un pequeño estómago que solo puede contener una cantidad muy limitada de alimentos, junto con una musculatura inmadura, causan que la leche se dirija en la dirección equivocada. A medida que el bebé crece, el músculo «aprende» a mantener los alimentos en su estómago, donde deben quedarse.